L'elefant

Una història per reflexionar i aplicar el conte...

EL ELEFANTE

Lo que más le gustaba del circo eran los animales y entre todos ellos había uno muy especial, el elefante.

Durante su función, hacia despliegue de su tamaño y fuerza..... pero una vez terminado, el elefante quedaba sujeto tan solo por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. El misterio era evidente: ¿cómo un animal tan grande se quedaba sujeto sin moverse, atado tan solo a un trozo de madera?. Lo que estaba claro es que el animal no quería huir, podría con toda seguridad ser capaz de arrancar un árbol de cuajo, y con mucha más facilidad arrancar esa estaca y marcharse... ¿por qué no lo hacía?

Un día preguntó por el misterio del elefante y le dijeron que el elefante estaba amaestrado.... pero, si está amaestrado ¿porqué lo encadenan?, nadie le contestó, ni supieron darle una explicación coherente. Al cabo de unos años alguien pudo por fin contestarle a esa pregunta

EL ELEFANTE NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA DESDE QUE ERA MUY PEQUEÑO.

Cerró sus ojos e imaginó al pequeño elefante intentando soltarse, y a pesar de su esfuerzo no podía. Se habría acostado agotado para volver a intentarlo al día siguiente, y al otro, y al otro.... hasta que un día el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Ese elefante enorme, que vivía en el circo, no escapaba porque creia -pobre- que no podía con la estaca.

Él tiene su registro y recuerda su impotencia, aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y jamás se volvió a cuestionar seriamente ese registro, jamás.....jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez.

Todos somos un poco como ese elefante del circo, vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos hacerlas", simplemente porque alguna vez, cuando éramos chiquitos, probamos y no pudimos.... Hicimos lo que el elefante, grabamos en nuestro recuerdo: "NO PUEDO.....NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ"

Como mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar la cadenas o miramos de reojo la estaca, y confirmamos nuestro estigma: "No puedo y nunca podré".

La única manera de saber si podemos hacer algo es intentarlo una y otra vez, poniendo en cada intento el corazón... arrancando esas pequeñas estacas que encadenan nuestra mente.